La decisión ha causado un cierto revuelo público en la élite católica. Además, se da en un contexto donde la Universidad Católica ha defendido enérgicamente la protección de la libertad de enseñanza y su rol público como institución privada. Ese rol público ha sido cuestionado, precisamente, porque la universidad discriminaría en el empleo de sus académicos, violando su libertad de cátedra (por ejemplo, en esta opinión del profesor Muñoz).
El caso es interesante, más allá de las personas involucradas, porque permite reflexionar sobre el alcance de la protección de la libertad de cátedra en nuestro país, especialmente, en una institución de educación superior. En este post se compilan algunas opiniones referidas al despido del teólogo, el rol de la universidad y su carácter confesional, y la libertad de cátedra como derecho fundamental.
R. Ezzati: Carta al Consejo Superior (24.03.2015)
Como lo he expresado, respeto que el profesor ejerza su libertad cómo teólogo e investigador, pero no sólo es mi derecho, sino también mi deber, en el ejercicio de la libertad que me corresponde como Gran Canciller –de acuerdo a los Estatutos–, tutelar que en la Pontificia Universidad Católica de Chile, y particularmente en su Facultad de Teología, y desde ella, se enseñe la auténtica doctrina de la Iglesia y que los alumnos que allí se forman lo perciban con total claridad y sin confusiones (cf.Estatudos, 20 a).
J. Costadoat: Declaración (24.03.2015)
Me duele esta decisión por mí y por la universidad. Pertenezco a mis colegas y a mis alumnos. Siento por ellos un enorme afecto. Juntos hemos estado trabajando por hacer inteligible el Evangelio a la gente de nuestro tiempo. No creo que en una universidad se pueda enseñar sin libertad. Por cierto en el decreto de la “misión canónica”, otorgada por el mismo Mons. Ezzati hace tres años atrás, se me dice: “gózase de libertad académica en la docencia y la investigación”, teniendo en cuenta evidentemente el Magisterio en general, y en particular el del Arzobispo y del Romano Pontífice, lo cual he observado lealmente. No hago pública esta declaración para perjudicar a M. Ezzati. De la defensa de mi honor como teólogo y profesor universitario depende el respeto a mis colegas y la formación de mis alumnos.
Espero a futuro seguir como siempre: expresándome con libertad, porque “para la libertad nos liberó Cristo” (Gálatas 5,1).
Académicos UC: Declaración sobre el caso del profesor Costadoat (25.03.2105)
Hablamos del sentido mismo de la institución universitaria, sentido que queda en entredicho cuando un docente no cuenta con la autonomía para exponer aquello que individualmente, o en conjunto con sus colegas, considera fundado o para plantear hipótesis nuevas sobre asuntos controversiales cuando la honestidad intelectual así se lo exige. Es esta autonomía la que le permite presentar su posición con cuidado y respeto, sin ánimo de imponerla a sus estudiantes por el solo peso de su autoridad. Afectada se ve también la condición de los estudiantes mismos, pues la desvinculación de Costadoat viene a significar que ellos son considerados, en la práctica, como niños incapaces de discernir de acuerdo a su propia libertad y responsabilidad. Y de nuevo: ¿cabe llamar universidad a una institución que considera a sus estudiantes de tal modo?
VVAA: Una medida arbitraria y discresional (26.03.2015)
Exonerar al P. Costadoat lo daña a él, a la Facultad de Teología, a los estudiantes que se forman allí, y a toda la comunidad universitaria que deberá tomar nota que, en lo sucesivo, el ejercicio de su propia libertad de cátedra estará sometido a censura y eventuales castigos por parte de la autoridad eclesiástica, prescindiendo de la opinión de la autoridad universitaria y de procedimientos transparentes. Se instala así un ambiente de suspicacia, que promueve el acomodo sumiso antes que la creatividad académica.
FEUC: Sobre la situación del Profesor de Teología Jorge Costadoat SJ. (27.03.2105)
Los profesores son miembros de la comunidad universitaria y la manera en que ingresan, participan y desvinculan de la UC nos preocupa a todos. Es por esto que criticamos el manejo que ha habido por parte de la autoridad en este tema, que ha dañado la reputación de la universidad, poniendo en duda la seriedad de la misma e incluso la existencia de la libertad de cátedra.
Editorial de La Segunda: Ezzati y la libertad de cátedra (27.03.2105)
Una casa de estudios puede gozar de plena libertad de cátedra, dentro de los márgenes de su línea educativa. Por ejemplo, el Estado de Chile jamás permitiría que en una universidad pública se esgrimieran cátedras que versen contra el respeto y las buenas costumbres, así como el cardenal hoy está velando porque en su universidad no se vulnere la moral católica ni la interpretación del evangelio de la Iglesia.
G. Soublette: El caso del padre Costadoat (28.03.2015)
Lo que en un profesor de teología, que además es sacerdote, no podría aceptarse sería el hecho de enseñar cosas que contradicen la doctrina de la fe cristiana. Pero el caso del padre Costadoat, por expresa declaración del Gran Canciller, no incide en lo doctrinal, sino simplemente en el estilo "libre" de su labor docente, sin mayores explicaciones que nos ayuden a entender la causa del rigor extremo con que ha sido tratado.
J. García Huidobro: La libertad de Costadoat (28.03.2015)
En el caso de la PUC hay un factor adicional, porque en su Facultad de Teología se forman los futuros sacerdotes. Esta es una razón más para que el cardenal Ezzati esté interesado en lo que allí se enseña.
La libertad de cátedra es, por cierto, un valor muy importante, pero aquí estamos en presencia de otra cosa. Jorge Costadoat podrá seguir escribiendo y enseñando. Solo que no podrá hacerlo, por ahora, invocando un encargo oficial de la Iglesia.
Es importante aclarar que el profesor Costadoat -con quien no he podido conversar, a pesar de varios intentos por teléfono y correos electrónicos de mi parte- no ha sido despedido, sino que sigue formando parte de la comunidad universitaria en otras labores como la investigación, extensión y labores de la vida académica. Por otra parte, el Gran Canciller ha expresado su voluntad de evaluar la situación docente del profesor en el período de un año.
C. Peña: El caso del profesor Costadoat (29.03.2015)
Nadie discute el derecho de la Iglesia a cultivar el rito, propagar su credo y contar con universidades católicas; pero esto último debe ser a condición que se respete la índole de la universidad. No es el ethos de la universidad el que debe ceder ante los intereses de la Iglesia, sino que es la Iglesia la que debe someterse al imperativo ético que debe regir en la universidad. Si se consiente que el argumento de simple autoridad impere en la universidad, ella habrá perdido casi todo lo que la hace digna y sus académicos se habrán convertido en meros funcionarios.
VVAA: Situación del profesor Costadoat (30.03.2015)
Señor Director:
Como académicos de la Pontificia Universidad Católica, quisiéramos dar nuestro respaldo al señor Arzobispo de Santiago en el ejercicio de sus facultades como Gran Canciller de nuestra Universidad en los mismos términos expresados en la carta del rector de la Universidad publicada ayer en "El Mercurio", así como aquellos expresados por el señor decano de la Facultad de Teología en los medios escritos, especialmente en la que se publicó el viernes recién pasado en este mismo matutino.
Nos parece -al tenor del contenido de ambas cartas- que ha habido un proceso institucional claro y serio en relación con la reciente decisión del Gran Canciller de no renovar el mandato canónico de enseñar al profesor Jorge Costadoat sj.
Pbro. Miguel Luis González; Pbro. Andrés Ferrada;
Pbro. Francisco Walker; Pbro. Osvaldo Fernández;
Pbro. Antonio Giacona; Pbro. Cristián Borgoño ;
Catalina Balmaceda; Ricardo Couyoumdjian;
Raúl Madrid; (quien, curiosamente, tiene un paper sobre libertad de cátedra)
Claudio Alvarado;
Álvaro Ferrer; Andrés Shöting;
Mario Correa B.; Luciano Cruz;
Alejandra Voigt; Joaquín Reyes;
Oscar Contreras; Marcos Jaramillo;
Valeria López; Alberto Labbé;
Pablo Verdier; María Alejandra Carrasco;
José Tomás Alvarado; Jorge Martínez;
Jaime Araos; Santiago Orrego;
Jaime Antúnez; Gabriel Prat;
Ángela Arenas; Andrés Valdivieso;
Marcela Bravo; Pilar Ovalle;
Rommy von Bernhardi; María Angélica del Valle;
Francisco Rosende; Juan Ignacio Domínguez;
Rafael Riddel; Pedro Gazmuri;
Juan Enrique Coeymans Avaria; Duvan Henao;
Paula Jullian; Ana María Burdach
J. Costadoat: Libertad de cátedra (31.03.2015)
Pero tenemos diferencias. El rector afirma que "en la Universidad Católica existe libertad de cátedra para sus profesores e investigadores". Tengo reparos. Las reacciones ante la decisión del cardenal Ezzati de no renovar mi "misión canónica" demuestran que los académicos perciben que se sienta un precedente de censura que hace mal a la universidad. Confirman que en la universidad hay miedo. Me consta que hay profesores que se sienten vigilados por su vida o modo de pensar. Hay temas censurados. Hay gente que suele escribir cartas a las congregaciones romanas de la Educación y de la Fe, y entre los de aquí y los de allá atenazan a la universidad.